domingo, 4 de julio de 2010

Segundo Foro Ideológico Ecología y Política

El tema ecológico despunta en este siglo XXI como el de mayor importancia dentro de la agenda social y política. En Panamá, son constantes las manifestaciones de disconformidad por parte de comunidades, organizaciones y ciudadanos en relación al patrón de consumo de la energía, la materia y los espacios vitales dentro del modelo de desarrollo de país, así vemos crecer la importancia en la opinión pública de temas como minería, hidroeléctrica y otros usos del agua, explosión urbanística en la ciudad, playas, costas, islas, entre otros.

No se trata de un asunto de moda, pues de las condiciones del sistema de vida global dependen las posibilidades de desarrollo de los espacios de vida locales y de éstos directamente la vida humana, y desde una perspectiva ideológica, a la histórica reivindicación de justicia social desde las izquierdas políticas se le impone la necesidad de una nueva relación con el mundo material a partir del cual, únicamente, es posible hablar de condiciones de vida dignas, trabajo, cultura y poder.

Las nuevas identidades en el escenario político de nuestros países, resurgiendo con fuerza luego de años de políticas neoliberales con sus resultados sociales negativos, poseen un componente étnico cultural relevante pero vinculado indisolublemente a una relación con la tierra, no en el sentido de propiedad privada occidental, sino como espacio geográfico de vida, diversidad y cultura.

No se trata de incorporar de manera simple el discurso popular o científico en favor de una mejor gestión de la naturaleza al discurso político, ni añadir algunos elementos técnicos al ordenamiento jurídico existente, es algo más profundo que parte de la necesidad de ajustar procesos vitales y por tanto sentidos culturales del ser humano y su relación con la sociedad dentro del planeta, afectando paradigmas políticos (relaciones de poder y organización de territorios) y económicos (relaciones de propiedad, distribución y consumo dentro de los procesos productivos) en un momento histórico en el cual las consecuencias de la hipermercantilización del ecosistema global demuestran la imposibilidad material de mantener la lógica de crecimiento infinito, basado en niveles crecientes de consumo y producción de desechos dentro de un sistema de vida de “recursos” finitos, como argumento principal de los planes de “desarrollo” y gobierno.

En general, las organizaciones de carácter político no han desarrollado propuestas diferenciadas de gestión de la naturaleza, mucho menos tomando en cuenta la complejidad de relaciones que se entretejen alrededor de un ecosistema que involucra comunidades y culturas, limitándose a realizar la administración de la misma como depósito infinito de bienes propiedad del Estado, manteniendo el dominio, otorgándolo en concesiones, o dando un papel más preponderante al sector privado, según la orientación ideológica y necesidades concretas de los gobiernos de turno.

Por su parte, las organizaciones ciudadanas dedicadas al tema ecológico desde diversas perspectivas, por lo general declaran un carácter neutral, apolítico o en todo caso, una desvinculación respecto a sectores políticamente organizados. Las organizaciones comunitarias de base ecológica con mayor trascendencia, aunque realizan acciones y tienen presencia, proyección y contenido político, también declaran independencia de organizaciones políticas. El discurso de rechazo a la práctica política tradicional y la política en sí, puede ser precisamente una estrategia política para despejar los espacios de eventales nuevos actores, o efectivamente tratarse de una manifestación honesta de disconformidad, pudiendo ser en este último caso contraproducente para los objetivos a mediano y largo plazo de las movilizaciones por la limitación que produce a la participación política de la ciudadanía con mayor conciencia del problema, la cual podría aprovechar en beneficio de la causa movilizadora, el valor estratégico de ocupar los espacios de decisión política, hoy generadores de conflictos socioambientales.

El espacio de estos foros ideológicos es concebido a partir de la necesidad de diálogo, no solamente entre actores que se denominan de izquierdas, sino con otros sectores organizados alrededor de los temas vitales de nuestra sociedad y nuestro tiempo, para construir propuestas alternativas de gestión social.

Durante el Primer Foro ideológico sobre Juventudes e Izquierdas en Panamá, varios de los expositores y participantes, preguntados sobre los temas que deben ser prioridad en la agenda de las organizaciones de izquierdas y específicamente de interés entre sus jóvenes, coincidieron en señalar el tema ecológico, lo que permite señalar dos puntos positivos: el posicionamiento del tema en la mente de una generación joven interesada en la política a pesar del débil manejo del tema dentro del escenario político, y la disponibilidad de compartir saberes entre ambos campos de la actividad humana para hacer posible construir un mejor Panamá.

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